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26 de diciembre de 2013

De "URGENCIA DE EXORCISMO"

¿QUÉ TE PUEDO decir
ahora que los trenes me escupieron
con voz definitiva?
Como tango al revés, el alma
que a son de inteligencia
remiente los minutos.
Te podría mirar sobre la sangre
o en la humedad del nudo de las lenguas
y tengo que abortarte en ignorancia
allí donde el amor no se realiza.
Entraste a mí como un cuchillo sabio.
¿Qué te puedo decir para que entiendas
la pequeñez tremenda de mi cuerpo,
la rosa asalmonada de mi herrumbre?
Te podría decir que no me entraste,
que buceaste a nido entre mis vísceras,
sobre las sienes
de la piedra más dura —corazón—
que tuve tras la sede de tus besos.
Acaso no me entiendas, a caballo
entre la sed y las tinieblas.
¿Qué te podría dar
—amor difuminado en los cristales—,
sino estas cinco yemas
con sabor a añoranza por la carne marchita.
Añoro los volantes de tus labios,
carril ignorador de adonde “entrocha” el alma
la fiel necesidad
de estarse poseída y amoldarse
al cuenco de tu nombre.
Al cuenco de tu nombre
que sabe a huídas con raíces,
dolor impenitente
moldeado en el último suspiro
de estos años llagados
de imposibles nostalgias.

La huida nunca cuenta las pisadas
que deja tras sus pasos.                 





3 comentarios:

  1. Una bella composición, Antonía, el amor que nunca nos falte llamando a la puerta de tus versos y esas imágenes que emboban al lector de poesía.
    Besos

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  2. Hermoso poema que sugiere tanto en un fluir intenso. Me gusta. Un abrazo.

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  3. Hermoso e intenso como otros versos tuyos que he leído. Todo un gusto descubrir tu blog. Besitos

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