3ª frase.- “La prisa no nos
permite hacer una buena planificación de nuestros actos”.
Es la frase de nuestros días: “No tengo tiempo” No tengo tiempo para estudiar otra cosa, no tengo tiempo para llamar a mis
amigos, no tengo tiempo para visitar a mis padres, no tengo tiempo para jugar
con mis hijos… El etcétera
que sigue es tan largo como la actual desconsideración hacia los valores
tradicionales o la estupidez humana que, a decir del buen Einstein, es
infinita.
En base a esa muletilla tan poco
afortunada, pocas cosas se hacen si no es acompañadas de la prisa y, se
olvida con frecuencia que no todos los valores se centran en el supuesto oro
que atesoramos con el tiempo.De este modo, planificamos mal, insuficiente e
inconsecuentemente; y, porque no teníamos tiempo de revisar el coche, sufrimos
un accidente; porque no había tiempo para dar explicaciones, se creó el
malentendido; porque no había tiempo para alimentar la llama, se nos murió el
amor repleto de vacío…
Y de nada nos
sirven las alusiones que al respecto podemos encontrar en la literatura. De
entre ellos, os dejo la primera vez que un texto me hizo reparar en la
importancia de, no ahorrar mi tiempo, sino de gastarlo con el goce y el
disfrute. Pertenece a “El principito” de Antoine de Saint Exuperi y dice así:
Era un
comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por
semana y ya no se sienten ganas de beber.
-¿Por qué vendes eso? -preguntó el principito.
-Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
-¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
-Lo que cada uno quiere... "
"Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos -pensó el principito- caminaría suavemente hacia una fuente..."
-¿Por qué vendes eso? -preguntó el principito.
-Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
-¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
-Lo que cada uno quiere... "
"Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos -pensó el principito- caminaría suavemente hacia una fuente..."
Lo triste es que pocas veces asociamos los
incidentes que sufrimos con la mala programación de nuestros actos y así te
encuentras a centenares las personas que “justifican” sus fracasos con la frase
famosa: “…es que tengo muy mala suerte”.
Pero esta es otra frase que ya comentaré en otro
momento.
Antonia María Carrascal
Pues hay que tener tiempo, Antonia, de lo contrario la vida se nos va sin darnos cuenta. Cada cual le dará más importancia a unos actos o a otros, pero sobre todo hay que disfrutarlos, de lo contrario de nada vale tener tiempo.
ResponderEliminarBesos
Gracias, amigo Infante. Nos han metido en un mundo que incita a ganar tiempo para gastarlo en banalidades y sí nos va la vida...
ResponderEliminarUn abrazo.
Buena reflexión sobre la frase, amiga. Al final, hay más tiempo que vida.
ResponderEliminarAbrazos