REBELDÍA
Traían pedriscales
de vocablos en las manos
y tiraban a dar
contra sus hombros;
al maizal que se acunaba
en su frente;
al torrente de su pecho
conducido en caz
por la garganta;
a la voz destilada entre sus labios
como gota de almíbar
que descuelga el cráter,
la raja abierta
de la fruta ya madura.
Le ataron al silencio
y bebieron de su angustia
hasta doblegarle el grito,
Pero olvidaron sus ojos.
Y ellos nacieron un poema cada día
con el que fueron poniendo alas
a la tierra.
Alas que nos elevan muy alto, dejándonos llevar por tus versos.- Un abrazo.
ResponderEliminarSí, amigo. Solo la poesía es capaz de poner alas a lo cotidiano y llevarnos en volandas hacia el mundo de las otras realidades.
ResponderEliminarUn abrazo.