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2 de septiembre de 2011

Frase del día (Franz Liszt)

El piano concentra y resume en él el arte todo entero...
FRANZ LISZT

Me esperaba todos los días escondido tras la puerta; en un rincón, modosito y quieto, como un amigo no autorizado. Yo me le quedaba mirando resaltar su dentadura en tan negro semblante. Así, todos los días.
Yo salía de la clase en silencio hasta llegar al claustro donde esperaban aburridos e interminables paseos leyendo vidas de santas a quienes no admiraba y que tampoco despertaban mi fervor. Él, silencioso espectador de mis pasos que cada cuatro pasillos convergían en él.
Un día escuché su dulce voz por vez primera y quedé embelesada.. No era su canción alegre ni melódica, triste ni siquiera; pero sus torpes balbuceos se adentraron en mis venas arrancando sentimientos hasta entonces desconocidos y quise ser una con él, que se me addentrara en las células, en los poros, en el alma..., y corrí a pedir permiso en casa para que las monjas me enseñaran a acariciarle como hacía aquella otra niña a la que yo había visto la mañana que oí su voz por primera vez.
"No hay ninguna hora disponible"  -dijo aquella monja ajena por completo a la desazón que me crearon sus palabras.
Y ya nunca más volví a preguntar en la creencia que los niños tienen de que los mayores siempre hablan con voz definitiva.
Él, sin embargo, se quedó en los vericuetos de mis venas a veces alegre, las más, triste..., pero nunca ajeno, pues a lo largo de los años me ha acompañado siempre que, temblorosa, me enfrento con las mil posibilidades del papel en blanco. Y mientras él lanza al aire redondas, corcheas, sostenidos y bemoles en negros renglones tan incomprensibles como atractivos, yo voy dejando en el papel, partitura conocida mecida por sus dulces arpegios, los desnudos y sentidos pedacitos de mi alma.

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