Como tango
al revés, el alma
que a son de inteligencia
remiente los minutos.
que a son de inteligencia
remiente los minutos.
Te podría
mirar sobre la sangre
o en la humedad del nudo de las lenguas
y tengo que abortarte en ignorancia
allí donde el amor no se realiza.
o en la humedad del nudo de las lenguas
y tengo que abortarte en ignorancia
allí donde el amor no se realiza.
Entraste a
mí como un cuchillo sabio.
¿Qué te
puedo decir para que entiendas
la pequeñez tremenda de mi cuerpo,
la rosa asalmonada de mi herrumbre?
la pequeñez tremenda de mi cuerpo,
la rosa asalmonada de mi herrumbre?
Te podría
decir que no me entraste,
que buceaste a nido entre mis vísceras,
sobre las sienes
que buceaste a nido entre mis vísceras,
sobre las sienes
de la piedra
más dura —corazón—
que tuve tras la sede de tus besos.
que tuve tras la sede de tus besos.
Acaso no me
entiendas, a caballo
entre la sed y las tinieblas.
entre la sed y las tinieblas.
¿Qué te
podría dar
—amor difuminado en los cristales—,
sino estas cinco yemas
con sabor a añoranza por la carne marchita.
—amor difuminado en los cristales—,
sino estas cinco yemas
con sabor a añoranza por la carne marchita.
Añoro los
volantes de tus labios,
carril ignorador de adonde “entrocha” el alma
la fiel necesidad
de estarse poseída y amoldarse
al cuenco de tu nombre.
carril ignorador de adonde “entrocha” el alma
la fiel necesidad
de estarse poseída y amoldarse
al cuenco de tu nombre.
Al cuenco de
tu nombre
que sabe a huídas con raíces,
dolor impenitente
moldeado en el último suspiro
de estos años llagados
de imposibles nostalgias.
que sabe a huídas con raíces,
dolor impenitente
moldeado en el último suspiro
de estos años llagados
de imposibles nostalgias.
La huida nunca cuenta las pisadas
que deja tras sus pasos.