Páginas

11 de mayo de 2014

LA LLAMADA


Foto de internet
El paciente ponía todo su empeño en hacerse entender a través de la línea telefónica. Desprovista de toda emoción, María soltó el libro sobre el mostrador y fue a avisar a su jefa  la odontóloga.
—¡Doctora, por Dios, me ahogo! No es la muela que me acaba de sacar. Es mi garganta que se ha cerrado por completo…
—No se alarme,  Sr. Álvarez. Es la anestesia la que le produce esa impresión. María y yo hemos sido de lo más delicado en el proceso de extracción y nada tiene que temer. Pasará, puede estar seguro.
Mientras colgaba, la doctora tomó el libro que María leía en sus ratos libres y preguntó:
                               —¿Qué lees? ¡Ah!, no sabía que estuvieras interesada en el mundo de los venenos.

2 comentarios:

  1. Y tanto que pasará...¡que mala leche!... yo a esa clínica no voy por mucho que me duelan las muelas.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. jJa, ja, amigo. ¡Es que realmente nunca sabemos en qué manos depositamos nuestra vida!

    ResponderEliminar