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26 de julio de 2014

RESEÑA DE MANUEL QUIROGA CLÉRIGO SOBRE EL LIBRO DE ANTONIO PORPETTA "ZAPATOS Y POESÍA"
Hace unos días he recibido, con gran placer, la reseña que sobre el libro de Antonio Porpetta ha escrito Manuel Quiroga Clèrigo de quien, en su día, La cebada al rabo se viera honrada en presentar su colaboración. En "Zapatos y poesía" Antonio Porpetta hace un recorrido a lo largo de la historia de la literatura y, desde  Anacreonte, poeta griego del siglo VI-V a.C. hasta Kydia Mateos, uruguaya nacida en 1943, nos revela poemas en los que se alude al calzado en cualquiera de sus manifestaciones y estilos. 

 Antonio Porpetta Nació en Elda (Alicante), en 1936. Es Licenciado en derecho y Doctor en Ciencias de la Información (Filología Española) por la Universidad Complutense de Madrid, así como Diplomado en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Miembro Correspondiente de las Academias Norteamericana (Nueva York) y Guatemalteca (Guatemala) de la Lengua Española

Tiene prestigiosos premios en su haber, entre ellos: el “Fastenrath” (de la Real Academia Española de la Lengua), “Hilly Mendelssohn”, “Provincia de León”, “José Hierro” y “Ciudad de Valencia”, de poesía, junto a los de la Crítica Literaria Valenciana, de ensayo y de poesía.
 
  “UNA PARTE DE NUESTRA VIDA SE DESARROLLA EN LOS ZAPATOS”

ANTONIO PORPETTA: ZAPATOS Y POESÍA  (PRESENCIA DEL CALZADO EN LA CREACIÓN POÉTICA) Excmo. Ayuntamiento de Elda, 2014, 235 págs.

El Museo del Calzado de Elda tiene un claro cometido; es el de dignificar la industria más importante de la localidad alicantina. Ello le ha llevado a organizar las ferias y otras manifestaciones comerciales y culturales en torno a este producto que desde tiempo inmemorial es su principal ocupación. Antonio Porpetta, poeta y escritor, ha tenido el buen gusto, y la paciencia, de dar a la imprenta un precioso libro  titulado “Zapatos y poesía. Presencia del calzado en la creación poética”, que ha editado el Excelentísimo Ayuntamiento de Elda. Concejalía de Cultura y Patrimonio Artístico,  con diseño y maquetación de Ediciones Torremozas de Madrid, cubierta y fotografía de solapa de Jesús Herrero. El Museo del Calzado de Elda distribuye en exclusiva este ejemplar. De la presentación de esta colección de textos que hace Antonio Porpetta destacamos algunas palabras esclarecedoras:
recuerda que “ si la principal fuente de inspiración del poeta-encargo por vocación y aptitudes de captar la vida y convertirla en poemas-es sencillamente la vida, una parte de esa vida, de nuestra vida, y muy importante por imprescindible, reside y se desarrolla en los zapatos. Ellos nos cubren nos protegen, nos acompañan”. Y así llegamos a la lectura de esta monumental compilación que cuenta con una extensa nómina de poemas y poetas que han tenido al “calzado en sus múltiples variantes-zapatos, sandalias, chapines, borceguíes, botas, abarcas, alpargatas, escarpines, zuecos, botines, etc” su motivo de inspiración y escritura.
Desde Anacreonte, poeta griego del siglo VI-V a.C. hasta Kydia Mateos, uruguaya nacida en 1943, transcurren 235 páginas de poemas y datos que hablan de sus autores y su dedicación al  zapato. Damos a conocer este agradable libro, dividido en siete grandes apartados o capítulos, y traer algunos de sus versos sobre tan elegante tema.
De las “Referencias antiguas” resaltamos dos versos del citado Anacreonte: “Sandalia quiero ser para calzarte,/porque me huelle así tu leve planta” y los que aparecen en “Vida de Santa María Egipciaca”, de autor anónimo: “…Por alimpiarse de sus pecados/non calçaba çapatos”.
De “Elogios al zapato” elegimos los últimos versos de un delicioso poema de la tinerfeña Sonia Betancort (“Instrucciones para descubrir a la mujer en un zapato”): “El zapato es mi ruta de viaje./El zapato es mi mapa mudo./la geografía/de mi cuerpo celeste” y dos breves apuntes del inmortal Vicente Aleixandre: “Decid sandalia,leve/pisada: decid sólo…”. Pero no dejamos en el tintero un fragmento de ese elegante poema de Silvia Monrós de Stojakovic (que nació en Buenos Aires de padres catalanes y reside en Belgrado como eficaz traductora y difusora en Serbia de la narrativa y la poesía española. “Llegamos siempre/con esos zapatos invisibles/que antes de medianoche/nos permiten bajar/de la carroza de cristal”
Antonio Porpetta es Licenciado en Derecho y Doctor en Ciencias de la Información (Filología Española), Miembro Correspondiente de las Academias Norteamericana de la Lengua Española (Nueva York) y de la Academia Guatemalteca de la Lengua Española. Su enorme trabajo en el campo de la poesía y su dedicación a otras ramas de la literatura como la narrativa y el ensayo fue le llevó a ser distinguido con el Premio de las Letras de la Generalitat Valencia en el año 2012. A él se deben unos versos incluidos en el apartado tercero de este libro (“Personificaciones”). Sus líneas corresponden al poema “Museo de Ricas Telas” del  poemario “Meditación de los asombros”: “Pacíficas espuelas/hieren sombras de ijares, borceguíes/que olvidaron el barro y la montura”. En el mismo capítulo aparece “Liviandad”,un precioso poema del genial chileno del Torreón del Renegado, Gonzalo Rojas, donde habla de “los dos zapatos altísimos sin nadie muertos de amor, tristísimos/y viudísimos de ella pidiéndole frenéticos que no,/que su cuerpo blanco no,/que no se entregue/a la usurpación…”. También hay espacio para alguna palabra del gran cantor del amor, Pablo Neruda con ese largo “Poema al pie desde su niño” (“…este pie trabajó con su zapato,/apenas tuvo tiempo/de estar desnudo…”.
“Zapatos y humor” contiene casi 30 páginas de versos jocosos, amables. El compilador  escribe: “Sin prescindir de su tratamiento poético, en ocasiones las referencias a los zapatos tienen un marcado tono humorístico, en el que a veces se mezcla la ironía, el desencanto, e incluso la crítica social”. Ese sería el contenido exacto del “soneto calzado con estrambote” de la medio portuguesiña y permanente estudiosa de aquella literatura y, en especial, de Florbela Espanca llamada Mª Tecla Portela Carreiro, a quien se agradece su colaboración para llevar a buen término este trabajo como “aguda rastreadora de textos medievales”. “Indecisión” se denomina su trabajo: “Chinelas o pantuflas, zapatillas,/abarcas o albarcas, escarpines,/o galochas o alcorques, o botines,/cañas, zuecos, babuchas, jerviguillas./Unos de alto coturno con hebillas,/también escalaprones y chapines,/si topolinos que sean chiquitines/o escalfarotes, venga, con plantillas…()Mas a dejarme voy ya de alegatos/y enseguida me pongo unos zapatos”. Pero nada de olvidar la gracia, la alegría, la espontaneidad de la gran Gloria Fuertes, de la que 2017 se cumplirá el primer centenario de su nacimiento: “Haga el favor de darme una chaqueta,/comida y pantalón, no tengo nada./Si usted tiene mi pie, unos zapatos./Soy sordomudo, y solo y casi viejo”)= “El mendigo que entregaba un papel”.
El 5º apartado es “Zapatos y erotismo”: Porpetta selecciona “piezas más o menos eróticas, impregnadas en mayor o menor medida de sensualidad y voluptuosidad, en las que aparece el zapato, algunas veces con un marcado protagonismo, otras de manera más colateral o secundaria”. “Tómame ahora que aún es temprano/y que llevo dalias nuevas en la mano.()Ahora que calza mi planta ligera/la sandalia viva de la primera”, escribe la uruguaya Juana de Ibarbouru en “La hora”. Ada Menéndez  nos deja unos versos de “Las vestiduras” incluidos en “Abierta de piernas”:”Quítate el pantalón/fuera camisas y abalorios/lanza los zapatos/olvida el pañuelo/desabrocha todos los botones/rompe donde haya que romper…”. Humm Y Oliverio Girondo, el gran poeta argentino admirado y amigo de Aitana Alberti, escribía en “Milonga”: “El bandoneón canta con asperezas de gusano baboso, contradice el pelo rojo de la alfombra, imana los pezones, los pubis y la punta de los zapatos”.  Gracia Iglesias, Premio “Gloria Fuertes” de Poesía para Jóvenes, escribe: “ACECHA/en el cordón de estas sandalias/un pecado que asciende, enredadera,/hasta la cóncava humedad/que nos resume”
En “Zapatos y denuncia social”, donde dice Porpetta, “La poesía  es, sencillamente, un instrumento que sirve para expresar, sutilmente, los más hondos sentimientos del hombre a través de la palabra”, no podían faltar unos versos del sacrificado Miguel Hernández: “Nunca tuve zapatos,/ni trajes, ni palabras:/siempre tuve regatos,/siempre penas y cabras”. León Felipe escribió: “No hay bastante zapatos para todos/y me voy a los surcos”. Y el gran defensor de la negritud , Nicolás Guillén,  dejó escrito: “Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas”. Y  de la trabajadora editora de Torremozas  leemos: “Van por las calles gentes presurosas,/sobre el cemento pisan/zapatos de tacón, botas de caña,/adustas deportivas que recorren las calles grises, los asfaltos húmedos”..
El colofón es “Zapatos y melancolía”. Se recuerda la definición académica de “nostalgia”: “Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida” y la de “melancolía”: “Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada”. Homero Aridjis habla de “...zapatos con la cara vuelta al piso..“, el granadino Luis Rosales de “…viejas sandalias que conocen/cien valles, cien desiertos, mil caminos”, la luchadora feminista que fue Rosario Castellanos recuerda “…ese zapato que apretaba/tanto que impidió bailar el primer baile,/no hubo zapato”; la poeta y editora Elsa López confiesa: “Estrené falda nueva, zapatos de tacón, trenzas de oro./Y luego, fui al olvido”; del gran José Lezama Lima elegimos: “Miro mis zapatos, estoy tan alegre…”; de Antonio Machado, nada menos,  cuatro versos de un poema de “Soledades”: “Mas no es tu fiesta el Ultramar lejano,/sino la ermita junto al manso río;/no tu sandalia el soñoliento llanto/pisará, ni la arena del hastío”, la serbia Dusica Nikolic Dann que dirige la “Casa Serbia”en Madrid deja datos “Del santo bizantino pies/en las sandalias livienas,/sobre las nubes…”; y Mireya Robles “...andariega sin rumbo/desando por el mundo/en sandalias de barro”; Sylvia Plath, tan venerada: “Me duelen los pies./No debería haber estrenado zapatos/esta mañana”; Manuel Altolaguirre: “Las barcas de dos en dos,/como sandalias del viento,/puestas a secar al sol”. Los zapatos bien valen esta agradable lectura.

Manuel Quiroga Clérigo (San Vicente de la Barquera, 12 de julio de 2014)





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