Mi zapote
Hace entre quince y veinte años que lo plantamos y ha
servido de gigante amigo de juegos a la última generación de la familia. Se
llamaba zapote, u ombú, o árbol de Colón (porque su hijo trajo uno desde las
Indias hasta Sevilla y lo plantó en el recinto central de la Cartuja donde ha
vivido, vive, durante más de quinientos años); así que, cuando piensas en cómo
las cosas sobreviven a sus autores, yo veía en el futuro lejano, con los ojos
de la imaginación, mi jardín en todo su esplendor y a nuestro gigante
presidiendo su centro como hasta ahora lo había hecho.
Ayer sentí un rumor intenso,
como de aire que
barriera con empeño superficies, y me pregunté una vez más sobre este verano
anómalo que disfrutamos este año en el sur donde el viento suaviza las temperaturas
asfixiantes con que agosto nos acosa de ordinario. No levanté la cabeza ni salí
al jardín a ver qué ocurría, hasta que M me llamó alarmado: nuestro querido
Zapote, como gustábamos llamarlo, yacía como un gigante malherido con su enorme
tronco en el suelo. Mal bastón había pretendido en su caída pues, ni la catalpa
ni el joven paraguayo, que tan acaramelados frutos nos había dado esta
primavera por primera vez, le sirvieron de asidero acompañándole al suelo.
Descanse en paz nuestro árbol querido. Su tronco
fibroso, se picará y servirá de alfombra a las gallinas que lo convertirán en
estiércol. En unos meses, ese estiércol se incorporará a la tierra con la
siembra y la próxima primavera, te habrás metido dentro de los frutos de la
huerta y vendrás a nuestros labios en forma de tomate, brécol o pimiento.
Muchas veces me he abrazado a ti, Zapote querido; esa será la ocasión en que te
bese.
Antonia María Carrascal
Precioso y muy bien narrado, Antonia María. abrazos.
ResponderEliminarEs el sentimiento quien me inspira, Lumy. Abrazos para ti.
EliminarQué pena, amiga. Lo narras con muy buen gusto. Abrazos
ResponderEliminarGracias, José. Era un árbol muy especial en mi jardín. Besos.
EliminarAh! Has notado que estoy al día? Desde que logré entrar a través de FB, accedo sin dificultades.
ResponderEliminarBuen finde
Me alegro enormemente, amigo. Ya te lo decía en uno de mis comentarios. Al fin lo logramos. Un abrazo.
EliminarHola.
ResponderEliminarInvitación - E
Soy brasileño.
Pasei acá leendo , y visitando su blog.
También tengo un, sólo que mucho más simple.
Estoy invitando a visitarme, y si es posible seguir juntos por ellos y con ellos. Siempre me gustó escribir, exponer y compartir mis ideas con las personas, independientemente de su clase Social, Creed Religiosa, Orientación Sexual, o la Etnicidad.
A mí, lo que es nuestro interés el intercambio de ideas, y, pensamientos.
Estoy ahí en mi Simpleton espacio, esperando.
Y yo ya estoy siguiendo tu blog.
Fortaleza, la Paz, Amistad y felicidad
para ti, un abrazo desde Brasil.
www.josemariacosta.com
Hola, Jose María: gracias por adherirte a mi blog. He intentado ver el tuyo pero encuentro una larga lista. No sé cuál es el tuyo. ¿Me lo indicas? En cuanto lo hagas, me haré seguidora y hablamos. Un abrazo desde España.
EliminarDeliciosa elegía.
ResponderEliminarCelebro que te guste, Ana. A veces las cosas nos sorprenden sin esperarlo. Le tenía cariño a este árbol, pero no sabía cuánto hasta que ha desaparecido.
ResponderEliminarAh.Tienes un blog genial al que entro y devoro. Un beso.
Gracias. Me alegro de que te guste el blog. Estoy empezando, pero poco a poco le voy dando vida. Siempre serás bienvenida allí.
EliminarBesos.
Qué dura es la vida a veces, ¿verdad querida amiga? Pero cuánto de cierto hay en tus apreciaciones, un se vivo que nos enseña cómo debe ser nuestro paso por este mundo, ahí ha estado dando sombra para quien la necesitase y luego, más tarde, sirviendo de base alimenticia ¡cuánta grandeza!
ResponderEliminarUn abrazo
Deberíamos aprender los humanos de los ejemplos que nos da la Naturaleza. Ella es a la vez grandiosa y humilde, con vocación de servicio hasta la extenuación. Gracias, amigo por pasarte y opinar. Un abrazo.
Eliminar