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5 de mayo de 2014

LA RANA QUE NO QUERÍA SER PRÍNCIPE

Poema infantil y no tanto.


Una rana a la orilla de una charca
tomaba a gusto el sol de mediodía;
a su lado una chica releía
una historia tumbada en una barca.

—¡Oh— dijo la chiquilla—, qué monarca

más apuesto el que rana parecía
y a la Bella Durmiente muerta y fría
rescató y llevó hasta su comarca!

Tú eres, rana —le dijo—, con certeza
un príncipe encantado, y yo la bella
que despierte a los besos de tu boca.

Más la rana negó con la cabeza:
—No quiero de ese cuento ser la estrella.
Sólo quiero ser rana
y tú… ¡estás loca!


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