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17 de junio de 2014

COMENTANDO FRASES EXTRAÍDAS DE "Rumbo a Gaia"

2 “El miedo embota la mente y recorta los recursos”.
El miedo o temor es una emoción caracterizada por una intensa sensación, habitualmente desagradable, provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto (la definición es de Wikipedia).
Cuando yo era pequeña, mi madre me amenazaba: “Si no comes, me muero”. Y fingía desvanecimiento hasta que yo, desleída en llanto, prometía que me lo comería todo. A otros niños se les asusta con el Coco, el Brujo, el Momo, el Sacamantecas, El hombre del saco y un largo etcétera que van abonando el campo para, en definitiva, hacerse con la voluntad infantil. Eso es lo que hacen los que nos quieren…
Hechos ya seres temerosos, es fácil acumular miedo a: la oscuridad, lo desconocido, las alturas, los lugares estrechos, los cerrados… Cada finalidad a conseguir tiene sus medios particulares para mermar la capacidad del individuo y hacerse con su voluntad. Luego, unos se superan y otros, no. Yo, por ejemplo, aprendí enseguida que mi madre “resucitaba” si le birlaba el monedero del bolsillo del delantal y me largaba con él y con viento fresco. De una forma intuitiva estaba intentando afrontar el miedo y me salió bien.
No conozco otra forma de superar los miedos que afrontándolos y eso, la mayor parte de las veces, se consigue con la información y el conocimiento adecuados. También perdí el miedo a las salamanquesas cuando supe dos cosas: que si me salpicaba su saliva no me iba a quedar ciega como decía la creencia popular y que eran un benéfico animal que comía mosquitos y nos libraba de ellos.
Se han escrito cientos de libros sobre el miedo y, excepto los que a mi escaso entender lo confunden con la precaución (que esa sí es necesaria para salvaguardar al individuo), nadie defiende sus bondades.
Y eso es lo que, en multitud de ocasiones, los Guías aconsejan a las pequeñas almas que se preparan para venir a la Tierra: no cosechar miedo, vencerlo mediante la información, aprender a pensar como nosotros queremos y no como quieran los demás porque no hace sino propiciar nuestra esclavitud, el fácil dominio sobre nuestras voluntades y cuando menos, porque “El miedo embota la mente y recorta los recursos”.

A seguir pensando, amigos.
Antonia María Carrascal.



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