BLOG DE ANTONIA MARÍA CARRASCAL

BLOG DE ANTONIA MARÍA CARRASCAL
BLOG DE ANTONIA MARÍA CARRASCAL

13 de enero de 2020

Con gran alegría, recibo la opinión de un lector de COMO SI FUESEN PERSONAS. Se trata del periodista cubano Yusnel Fleites. Gracias, Yusnel por tan bellas palabras.


La lectura de Como si fuesen personas, de Antonia María Carrascal, me llevó de regreso a ese momento, ya lejano en el tiempo, en que por fin descubría cuál sería el propósito de mi existencia. Sucedió entonces con otro buen libro, Cuentos completos, de Onelio Jorge Cardoso, para muchos un referente ineludible de la cuentística cubana de la segunda mitad del siglo XX.
Como si fuesen personas tiene también ese poder iniciático, ese hálito brujo que nos conduce a la aceptación impostergable de que el universo literario nos acaba de reservar un cupo.
Las veintidós historias que conforman este libro comparten un denominador común: la aparente insignificancia de lo que se cuenta; sin embargo, con ellas revisitamos los pilares fundamentales de la vida, los puntos originarios de todo gran conflicto humano y nunca —algo que me gustaría resaltar— desde la pedantería intelectual, la pomposidad estilística o el hermetismo desmedido. Antonia María Carrascal tiene la virtud de ser sencilla y contundente en el lenguaje, diáfana en sus pretensiones, y certera con cada tema/diana a donde apuntan sus argumentos.

La gran lección aquí es que no se necesita tanto herraje para forjar sólidas historias, como tampoco es imprescindible un ostentoso escenario para ver desfilar personajes tan verosímiles y armónicos como los que llenan la galería de Como si fueran personas. Bastan un pequeño pueblo y las personas comunes que lo habitan.
Seis de sus joyas así lo demuestran:
En «Una flauta para el silencio», que abre la puerta a este maravilloso mundo, en esencia rural que nos propone la autora, se concentra quizás el cincuenta por ciento de toda esa tesitura de marcado énfasis humano que puede advertirse en el resto del libro.
«¿En qué puedo ayudarte, cariño?» viaja al centro mismo de los prejuicios de antaño y se adentra, sigiloso, en el típico círculo asfixiante de las normas sociales que, amén de los vaivenes de la historia, terminan siempre reconduciendo el destino de quienes ya sufren hacia términos no menos infortunados, pero más dignos, a ojos del inquisidor tiempo.
«Doble sombra» intenta un alejamiento del eje central del libro. Digo intenta, porque al final retorna, con maestral sutileza, a las fauces de ese pequeño pueblo de grandes miedos, no sin antes contaminar con pequeñas dosis de irrealidad lo anecdótico en la vida/metáfora del que regresa.  
«Un dulce tránsito» busca remover —y sin dudas, consigue— los cimientos existenciales de todo aquel que ve la muerte como algo que siempre queda lejos. La autora apuesta aquí por la argucia, incluso por cierto grado de crueldad que a su debido tiempo se justifica.
«Un arroyo bajaba de la sierra revolcándose», de contenida violencia y evidentes anclajes en la nostalgia, resucita cierta llama extinta en estos lares, en los que la modernidad no ha hecho más que remarcar el aislamiento «natural», la fatalidad geográfica.
Y, por último, «Como si fuesen personas», que presta su nombre al libro, nos alerta de cuán simple puede resultar la vida a veces, aunque nos empeñemos en complicarla. De paso deja, a modo de cierre, la idea de que lo realmente importante está siempre allí donde somos parte fundamental de algo mayor, y no donde flotamos a la deriva, en aparente libertad.
Antonia María Carrascal consigue con este, su sexto libro, lo que todo escritor memorable: conmover. Logrado esto, el resto ya depende de cada lector. Habrá quien saboree una idea, quien se identifique consigo mismo o con su entorno, quien redescubra su país o experimente una parte de otro donde no nació, quien valore más esas pequeñas cosas, esas cotidianidades de las que estamos hechos, o quien, simplemente, cierre los ojos y lo viva.
No siempre las grandes editoriales o los más importantes premios literarios aciertan en sus designios. El mundo de las letras posee en España su propia zona de confort y Como si fuesen personas viene a ser esa señal de humo que se avizora en lontananza, más al sur, donde, a pesar de todo, perviven otras verdades, otras formas de encarar el canon. 
Antonia María Carrascal puede respirar tranquila, su obra está llamada a perdurar entre quienes amamos la belleza por sobre todas las cosas. Sea, pues, bienvenida a la eternidad.

Yusnel Fleites Martínez



1 comentario :

  1. Buenos días Antonia María. He visitado tu Blog y me parece interesantísimo su contenido. Además de ser ilustrativo, ya tengo tema de lectura y no aburrirme con la pandemia. Salud.
    Y gracias.

    ResponderEliminar