Si el veneno que me das
me viniera de otros labios
me llegaría matar.
Ese chiquillo me quiere
con el cuerpo de dolora
y el alma de miserere.
Tú me enseñaste a beber
del desierto de tus labios
y no morirme de sed.
Tu vía quiero tejé
toas las güertas del derecho
y ninguna del revé.
No te subas todavía
que lo tuyo son los trenes
y el mio no está en la via.
Cuando te quieras bajar
piénsatelo siete veces
que no tengo marcha atrás.
Tiene la intención del viento:
lo mismo trae que se lleva
alegría y sufrimiento.
Eso que te digo es cierto:
tú me quitaste la vida
y al final tú eres el muerto.
Las guardaré de por vida
las limosnas que me das
pa' cuando seas tú quien pida.
Esta plantita no crece
porque no le quieres dar
la tierra que se merece.
El cariño que me das
tiene a Dios por una cara
y el infierno por detrás.
En un bastón se apoyó
y cuando no le hizo falta
sin dolor lo abandonó.
Me importa más en la vida
una mano de saludo
que un beso de despedida.
Cuando el corazón no late
hay que dejarlo en barbecho
o sembrarlo en otra parte.
Si el amor llena de pena
y el querer es placentero,
¿dónde tienes el dilema?.
Un consejo yo te di.
¿Cómo lo interpretarías
que allí mismo te perdí?.
Mira si es grande mi amor
que me he cortao la mano
con la que te dije adiós.
En un cruce estoy pará
porque sé que alante tengo
lo mismo que dejo atrás.
Las penas que tú me des
las reflejaré en el agua
pa' volverlas del revés.
Que me entierren en el aire
donde siempre esté presente
sin que me recuerde nadie.
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