IX
Me agrando el corazón, aunque a
mi muerte
exceda de su peso el equipaje.
exceda de su peso el equipaje.
El paso aduanero de este viaje
incógnitas tendrá que yo no acierte.
Conciencia delatora me pre advierte
que a flote puse el lastre del anclaje,
pues nunca permití que el andamiaje
me hiciera, por deber, víctima inerte.
incógnitas tendrá que yo no acierte.
Conciencia delatora me pre advierte
que a flote puse el lastre del anclaje,
pues nunca permití que el andamiaje
me hiciera, por deber, víctima inerte.
Agujas de dolor, besos bravíos,
diástoles precoz, volcanes míos
de amor sin documento ni medida…
diástoles precoz, volcanes míos
de amor sin documento ni medida…
A este corazón sin inventario
no hay mano revestida de sudario
que le saque los dientes de la vida.
no hay mano revestida de sudario
que le saque los dientes de la vida.
Antonia Maria Carrascal
Un corazón tan grande que traspasa la piel y llega a mis sentidos.- Que tengas un verano de lo mejor, Antonia.- Un abrazo
ResponderEliminarSe nota que eres escritor, Pepe, por las cosas tan bonitas que dices. También yo os deseo un verano genial. Yo no me ausentaré mucho tiempo porque aquí estamos muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Después de leerte, no me queda otra que levantarme y aplaudir. Escribir un soneto es muy difícil, a veces se ha dicho que es material reservado para quien sabe lo que lleva entre la pluma y el papel y estoy de acuerdo. Mi aplauso sincero y por favor, sigue escribiendo. Gracias.
ResponderEliminarElvira, no sabes cuánto siento que se me haya pasado tu comentario tan alentador. Te pido perdón por mi descortesía. Tus palabras son muy bonitas y, ya lo dije antes, alentadoras. Este es un soneto bastante antiguo pero, para reparar mi culpa, voy a publicar uno más reciente que voy a dedicarte.
ResponderEliminarRecibe un abrazo cariñoso.
Me resulta bien logrado, amiga. De mucho gusto.
ResponderEliminarAbrazos