No estoy
del libro EL LATIR DE LA PIEDRA
Antonia María Carrascal
No estoy
y el reclamo de su piel me pone anillas
y me escoro en la ausencia
como un mentor sin voz
comiendo del veneno de las leyes.
No estoy
y me alimento de sábanas voraces, cejijuntas;
del espliego del botón de la caricia;
del vendaval imposible en que apoyo los besos.
No estoy
y me enredo a sus pezones camino del suicidio
y me quemo, pabilo,
en los hornos crematorios de sus ingles
donde macero el amor, como en odre cerrado,
espléndido estallido de las vísceras.
No estoy
y ella no está para elevar a mi espiga
su amapola de centrífugos ecos.
Mas una sola certeza tiene el sol:
hacerse nuevo cada día
en pos de la pendiente
de una luna
que a muerte
y a distancia
se le entrega.
y el reclamo de su piel me pone anillas
y me escoro en la ausencia
como un mentor sin voz
comiendo del veneno de las leyes.
No estoy
y me alimento de sábanas voraces, cejijuntas;
del espliego del botón de la caricia;
del vendaval imposible en que apoyo los besos.
No estoy
y me enredo a sus pezones camino del suicidio
y me quemo, pabilo,
en los hornos crematorios de sus ingles
donde macero el amor, como en odre cerrado,
espléndido estallido de las vísceras.
No estoy
y ella no está para elevar a mi espiga
su amapola de centrífugos ecos.
Mas una sola certeza tiene el sol:
hacerse nuevo cada día
en pos de la pendiente
de una luna
que a muerte
y a distancia
se le entrega.
Más que bello, Antonia, con esa facilidad tuya para dar con la imagen adecuada.- Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Ardo en deseos de leer tu nuevo libro. Nos vemos el 11. Abrazos.
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