Gabriela Mistral 1945
LOS SONETOS DE LA MUERTE
I |
Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.
Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!
Gabriela Mistral. (Seudónimo
literario de Lucilia Godoy; Vicuña, Chile, 1889 - Nueva York, 1957) Poetisa y
educadora chilena. Hija de un maestro de escuela, con dieciséis años Gabriela
Mistral decidió dedicarse ella también a la enseñanza; trabajó como profesora
de secundaria en su país, y como directora de escuela Gabriela Mistral se dio a
conocer en los Juegos Florales de Chile en 1914 con el libro de poemas Los
sonetos de la muerte, nacidos del dolor causado por el suicidio de su
prometido, el empleado ferroviario Romelio Ureta, a quien había conocido en
1906. Estos sonetos fueron incorporados en 1922 a una colección más amplia de
sus versos realizada por el Instituto Hispánico de Nueva York bajo el título de
Desolación.
Ese mismo año dejó Chile para trasladarse a México, a petición del gobierno de este país, con el fin de que colaborara en la reforma de la educación iniciada por Vasconcelos. En México, Gabriela Mistral fundó la escuela que lleva su nombre y colaboró en la organización de varias bibliotecas públicas, además de componer poemas para niños (Rondas de niños, 1923) por encargo del ministro de Instrucción Pública mexicano, y textos didácticos como Lecturas para mujeres (1924)
Terminada su estancia en México,
viajó a Europa y a Estados Unidos, y en 1926 fue nombrada secretaria del
Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones. Paralelamente,
fue redactora de una revista de Bogotá, El Tiempo (sus artículos fueron
recogidos póstumamente en Recados contando a Chile, en 1957), representó a
Chile en un congreso universitario en Madrid y pronunció en Estados Unidos una
serie de conferencias sobre el desarrollo cultural estadounidense (1930). En
1945 Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura.
La poesía de Gabriela Mistral
De tendencia modernista en sus
inicios, su poesía derivó hacia un estilo personal, con un imaginería de
tradición folclórica. En sus obras expresó temas como el sufrimiento o la maternidad
frustrada, así como inquietudes religiosas y sociales que responden a su ideología
cristiana y socialista.
La obra de Mistral, en efecto,
pasó por distintas etapas relacionadas con la temática y el estilo literario.
En un primer momento, con la publicación de Desolación, existe un fuerte
predomino del sentimiento sobre el pensamiento a la vez que una cercanía muy
estrecha con lo religioso. En este libro aborda el tema del amor desde su
propia experiencia trágica: la muerte de su amante. En otra de sus
producciones, Ternura (1924), la poetisa realiza una fusión de cuerpo y alma a través
de la maternidad. Existe una pérdida real en el adulto: la infancia, que es
restituida, en parte, a través del lenguaje. Este libro, dedicado a su madre y
hermana, está dividido en siete secciones: Canciones de Cuna, Rondas, La
Desviadora, Jugarretas, Cuenta-Mundo, Casi Escolares y Cuento. Muchos de sus
poemas -relacionados con niños- quedaron recogidos en sus poemarios Desolación
y Lectura para Mujeres. En 1938 apareció Tala, en la que está presente la
cosmovisión dolorosa de Desolación. En 1954 apareció en Chile su siguiente
colección de poemas, Lagar. Con anterioridad, habían aparecido dos antologías
suyas, una en 1941 y otra en 1950, titulada Pequeña Antología. En esta obra estarían
presentes todas las muertes, las tristezas, las pérdidas y el sentimiento de su
propio fin. Éste fue el último texto que publicó en vida.
De aquí en adelante se
publicarían muchos más textos recopilatorios de las poesías de la Mistral. Algunos
de ellos son: Antología (1957), Recados: Cantando a Chile(1957), Los Motivos de
San Francisco (1965), Poema de Chile (1967), Cartas de Amor de Gabriela Mistral
(1978) y Gabriela Mistral en el Repertorio Americano(1978), entre otros muchos.
Muchas gracias, amiga, por esta buena entrada que nos presentas.
ResponderEliminarAbrazos
Fue un placer, Pichi. Creo que estos conocimientos no le vendrán mal a las nuevas generaciones.
EliminarGracias, Antonia, por compartir con nosotros estos versos y esta información que tanto ennoblecen a la propia poesía.- Un abrazo
ResponderEliminarEllos también lucharon, como nosotros, por la perfección de su trabajo.
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