Bonita tarde la de ayer en la que tuve ocasión de presentar el libro de María José Collado Pájaros de cristal en el jardín de invierno. Aquí os dejo el texto.
PÁJAROS
DE CRISTAL EN EL JARDÍN DE INVIERNO
María
José Collado
La
Carbonería, Sevilla 11 de Noviembre 2017
Por Antonia María Carrascal
Decía Juan Ramón
que “la poesía es el encuentro después del hallazgo”. Es decir, que un día, que
para algunos puede ser hoy, hallamos a una escritora de tan alta calidad
poética como humana a quien muchos hemos admirado a lo largo de sus libros
anteriores: La luna
en el laberinto (1987). Arde la vida bajo el cobre lunar (1992). Tapiz
de agua (2011). Bruñidas sombras (2012). Aún
la lumbre (2014) y Centinelas del frío (2015), y de la que hoy hallamos su
libro más reciente: Pájaros de cristal en el jardín de invierno, un título que ya
adelanta la sensibilidad que el libro contiene y que María José Collado derrama
en él como derrama el agua limpia su transparencia.
No es casualidad que en el
primer poema de este libro aparezca el nombre de TURNER, el acuarelista inglés
conocido como el pintor de la luz y sus reflejos, porque esos reflejos a veces
nítidos, a veces tormentosos y siempre exultantes, son los que iluminan este
libro. Estos pájaros de cristal en el
jardín de invierno, viven entre los reflejos de los estanques o en la
umbría de las ramas a cuyo abrigo la memoria tira vuelo hacia atrás para
encontrarse con pasadas emociones o con vivencias presentes. Estos pájaros, a
veces presos de la ciudad y su tiempo, revisan su entorno urbanita y se duelen
con dolor de adaptación como el agua contenida. Por eso detienen el vuelo en la
naturaleza amable, melancólica, de los jardines invernales que acaso llaman
desde la infancia, desde los tiempos felices allá en la proximidades del Rhur,
en Alemania, donde la autora viera transcurrir sus años primeros.
En ese jardín se siembran
emociones, recuerdos, amores, nostalgias… pajarillos que alzan el vuelo y
sorprenden la quietud con picoteo sosegado. Porque María José Collado es
maestra en esto: el sosiego transformado en palabra, un aletear delicado aun
cuando aluda la barbarie cotidiana de los plásticos que todo lo ocupan, los
amores perdidos o lejanos, el dolor, la muerte, el exilio o el vuelo imposible
de quienes dejan la vida en la persecución de un sueño.
Decía que María José Collado
es la poeta de la sensibilidad, pero también lo es de la concisión. “No se puede
decir más con menos palabras” —le dije la primera vez que escuché sus poemas—,
y no es que la poeta escatime la abundancia generosa que de ellas nos brinda
nuestro idioma, sino la habilidad con que resume un concepto con mucho menor
esfuerzo que el que necesitaríamos para explicarlo. Y así condensa todo el aval
de experiencias amorosas que todos acumulamos a lo largo de una vida:
Un
papiro es la piel / con la letra menuda / de todos los amantes.
O cuando en la estación de
otoño casi cierra el año ella dice:
Por el
oro maduro / de las hojas dormidas / un desfile de meses.
No voy a entresacar a aquí, a
la manera de otras presentaciones, los hallazgos líricos contenidos en este
libro porque sería interminable y porque para eso vamos a dar paso luego a una lectura
de poemas como muestra de lo que digo. Donde sí quiero detenerme es en las palabras.
Todos los escritores hacemos nuestras, algunas palabras que imprimen a nuestro
libro un carácter personal (recuerdo, por ejemplo, la palabra evanescente del escritor Carlos Ruiz
Zafón con la que dota a sus libros de ese ambiente irreal y misterioso que los
caracteriza.
Pero yo me refiero a esas
otras palabras que refulgen con brillo propio y que, a mi juicio, salen del
subconsciente, del fuero interno, de la personalidad, de la psique, y que
aportan al poema un giro, una directriz inusual para que el lector vaya más
allá de las palabras, de la idea, del presente, y llegue al sentimiento sin
mayor dirección que la palabra misma. Es como esa persona que escoge una flor y
no otra, que elige un color y no su complementario.
En este libro sorprendieron
palabras como FETICHE, SÁNDALO, ARABESCOS, SAZ, todas ellas sugerentes de
mágicos, exóticos mundos diferentes del
cotidiano caminar hacia el trabajo los lunes. De todas ellas, tres me llaman
poderosamente la atención, porque cuando la poeta dice TURMALINA, dice negro y
todos los brillos de los grises; pero también azul, y verde, y rosa y ámbar;
uno cualquiera de estos colores que reina en sí sin dejar de ser los otros, un
fuego que se enfría para convertirse en noche o en luna…
Y cuando la poeta deja caer,
así, como de soslayo, la palabra MANDALA en su deseo de serlo, María José
Collado anhela ser estructura, centro, unidad, equilibrio, la búsqueda de la
paz que los mandalas representan.
Al decir mandala, te lleva a la India, o te planta ante el
calendario circular azteca o el yin y el yan de la igualdad que enarbolaron
como bandera mis coetáneos de los años ´60s. Con ella, te habla en todos los
idiomas: desde el sánscrito al quechua, del español universal del s. XXI, al
venerable tibetano. Con ella funde la grandeza de las formas estelares con las
humildes, y no por ello menos bellas, simetrías de las flores, los frutos, el
sinuoso caracol o los cactus del desierto.
La tercera palabra
sorprendente es VILANO. Decir vilano es decir delicadeza, sutilidad, un viaje
vaporoso y fructífero que se asienta en las conciencias, como estos versos que
ahora nos ocupan, como este libro que os dejará, en su lectura, la huella
imborrable de la palabra bien dicha.
Pero volvamos al principio y
a las palabras de Juan Ramón, “La poesía es el encuentro después del hallazgo”.
Después de haber hallado ese libro, lo que os quedará impreso, y por mucho
tiempo, será el auténtico ENCUENTRO CON LA POESÍA al que seguro nos conducirán
estos Pájaros de cristal en el jardín de invierno.
Es por ello que ahora os dejo
con la voz de su autora, voz, además, que por su timbre invita al intimismo,
para que podáis gozar de toda la belleza en ellos contenida. Muchas gracias.
Muchas gracias, querida Antonia.
ResponderEliminarAbrazos cálidos.
Está hecho con el corazón, amiga. Un beso.
ResponderEliminarQué buena presentación haces, mi amiga. Muy merecida; porque conozca la poética de María José y sé que es una buena poeta. Bien sabes reseñar, con buen gusto en tu decir. Felicidades a ambas.
ResponderEliminarBesos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué bien, querido amigo, que conozcas la buena poesía de María José Collado; así sabrás que mi torpe decir, se quedó corto. El libro y ella lo merecen todo. Gracias por tus bonitas palabras. Felices fiestas, amigo.
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