El escritor y poeta sevillano Juan Sebastián opina sobre los POEMAS TERRORRÍSICOS que han hecho las delicias de Jimena, su bisnieta. Gracias, Juan.
POEMAS TERRORÍSICOS
Antonia María Carrascal
(de Editorial A Publicar)
Antonia María Carrascal, poetisa y escritora con una obra
contrastada y varias veces premiada, hace aquí una incursión en el
mundo de lo infantil, ofreciéndoles a los pequeños lectores la
posibilidad de cambiar su opinión sobre los fantásticos seres, que
siempre les causaron miedo.
Se trata de un libro bilingüe, primorosamente presentado, muy
manejable en su formato y material, cuya versión al inglés es de
José María Moreno Carrascal, en el que Pepa González Ramírez
aporta unas magníficas ilustraciones, a veces a doble página, muy
expresivas y coloristas.
Antonia María, con buen criterio, utiliza el verso arromanzado,
casi siempre la seguidilla, ya que es más asequible y fácil de
asimilar por los niños; aunque tanto para abrir como para cerrar el
libro utilice el soneto: Recuerda que los lobos son bonitos.
En un intento de hacer más cercanos y amables Antonia María, va
haciendo aparecer en el libro, humanizándolos, a muchos de los
personajes fantásticos que, desde los cuentos clásicos, han venido
asustando a los niños de todos los tiempos y lugares.
Así, los niños conocen a cuatro brujas diferentes: Una, la bruja
novata, que come de todas las porquerías y a la que dice: Con esta
zarzuela/ llena su barriga./ Y le da fatiga./ ¡Qué bruja más lela!.
Otra bruja tiene vértigo: Y en el ciprés/aparca y se coloca/ cuerda y
arnés. La bruja coqueta, que, a base de quitarse arrugas y
verrugas, acaba convertida en hada buena. Y, la más singular, que
utiliza para sus mejunjes, en vez de ponzoñas o tripas, los objetos y
juguetes a su alcance.
También llegan dos fantasmas peculiares: el Sabanucho, que se
dedica a jugar al fútbol con la calavera de fray Urbano, y a asustar a
las monjas, en vez de a los niños; y el fantasmita Crispín, que se
encierra en el ropero, porque le tiene miedo al Coco.
Así, los niños ven llegar y van conociendo la nueva verdad de El
Lobo, el Hombre del Saco, los Zombis, El Ogro, La Canina, El
Duende, el Monstruo del lago Ness, etc con comportamientos
novedosos y atractivos; como Draculín, al que en vez de la sangre,
le gustaba el zumo de frutas, o el Dragón despistado, al que le
cortan la goma del butano y no puede echar llamas por la boca.
Más y más personajes atraen la atención y subyugan los
corazones de los niños, arrancándoles incluso carcajadas (Jimena,
mi bisnieta, me da en eso la razón, demostrándomelo con sus
palabras y sus gestos).
Está claro que nuestra poetisa ha conseguido vencer la dificultad
de situarse en las mentes infantiles, para hacerles llegar su
propuesta de alegría con el mensaje de este recomendable libro.
JUAN SEBASTIÁN
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