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PAISAJE
Están ahí.
Los árboles
componiendo bosques,
los bosques fecundando montañas,
puestos en pie sus falos verdeantes;
los lechos de los ríos
sorbiéndose el llanto
porque una mano ausente
no vistió de azul su herida.
Están los pájaros
—tijeras de distancia—
trocándolo en viento
que acerque el telegrama
de su garganta al oído.
Pero el hombre, ¡no
está!
Ese hombre se ha
llevado
la raíz de la boca al silencio.
¿Para qué gritar su
naufragio
a un espejo indiferente?
¿En qué muro sin ecos
pondrá el abecedario de su grito?
No. Ese hombre se
pintará
la cara de sonrisas
como pide la costumbre.
Se tomará una copa, o dos,
acompañándose la soledad de cada tarde.
Y, nuevamente solo, de vuelta
solitario de la noche,
besará la luz de amanecida
con labios de infantiles esperanzas.
Antonia María Carrascal
Del libro
"Y ellos hicieron un poema cada día con el que fueron poniendo alas a la
tierra".
Me he quedado muda, me faltan las palabras para hacer un comentario, estoy en esa franja donde palpita la emoción.
ResponderEliminarImpresionada me he quedado. Da gloria leerte.
ResponderEliminarQué preciosidad de poema, querida mía. Te entrego con gusto mi más sincera felicitación. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerida Antonia al leerte este poema en particular siento que estas reinventando el mundo y las sensaciones. Un beso. Me encanta.
ResponderEliminarQuerida Antonia al leerte este poema en particular siento que estas reinventando el mundo y las sensaciones. Un beso. Me encanta.
ResponderEliminarme resulta un poema muy bien logrado, amiga. En verdad, siento que has logrado un poema estupendo. Te felicito!
ResponderEliminarAbrazos
La comunión con la Naturaleza, ese hecho imprescindible para que la vida siga. Con tu arte, amiga. Un abrazo.
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