REBELDE
Indómita.
Punzada la carne virgen.
Tronchados los hombros
de auroras de estiércol.
Labrados los labios
con mielgas salvajes.
Huidos los verbos,
las bases, los versos,
cárdenas las lindes,
llevo hasta el filo colmado
mi vaso de besos.
Si hundo la mano en el pozo
y robo lunas ahogadas,
no condenadme hasta ver
que siembro de bojes
sus cuartos menguantes
y,
apuro trallazo de vena,
le ciño la vida.
Te ha quedado muy bien el poema, amiga. De mucho gusto.
ResponderEliminarAbrazos
Es un placer recibir tus cariñosas palabras. Creo que es un poema que mantiene bien el ritmo. Un abrazo.
EliminarVaya, eres muy buena poeta, un beso
ResponderEliminarGracias, Javier. Ya sabes. La mitad, inspiración y el resto, trabajo. Gracias por tus animosas palabras. Otro beso para ti.
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