¿CÓMO NACIÓ “RUMBO A GAIA”?
Nunca antes había escrito una novela (después, sí). ¿Por qué?
Pues porque no me consideraba novelista. Desde siempre fui poeta y nunca me
había imaginado tener el aguante suficiente como para no terminar en el mismo
día aquello que escribiera. El poema se escribe y, como todo arte, se deja “en
barbecho” durante un tiempo. Luego se retoma y se trabaja una, mil veces,
hasta que se aproxima bastante a nuestro propósito. Bastante. Nunca se llega
del todo a lo que tienes en el corazón;
pero, de esa eterna insatisfacción, ya saben todos los que son artistas.
La novela, sí. Estaba hablando de mi primera novela…
Un golpe duro me hizo buscar con ahínco en todas las
manifestaciones de la Metafísica en busca de las razones que no me daban las
creencias que hasta ese momento había profesado.
Leía y estudiaba en casa acerca de todas las filosofías y
religiones que me llegaban a las manos (en este caso, al intelecto); pero,
durante las interminables horas que duraba la administración de la
quimioterapia, la mente, mi mente, iba fraguando una historia. Algo que
pudiera convencerme, convencernos, de que la vida era tan bella, que bien
merecía luchar por ella; pero que, incluso llegado el momento menos deseado,
(si tenía que llegar), quería reflejar mi firme convicción de que verse
desposeído del cuerpo (desencarnado , lo llaman las filosofías orientales),
solo es un paso más para seguir viviendo de otra manera…
Tan interesante era mi descubrimiento que quise comunicarlo a
mis congéneres y empezar por los más tiernos, los que aún están a tiempo para
enfocar sus vidas de otra manera: con alegría, sin miedos que ahoguen y
cortapisen la alegría de vivir.
Así se fue fraguando “Rumbo a Gaia” y así se fue escribiendo
entre dos mil ocho y dos mil diez, los días que me sentía lo bastante fuerte
como para sentarme a escribir. Ya os seguiré contando…
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Suena muy bien Antonia. Estaré atenta a que nos vayas contando más
ResponderEliminarESTOY EN ELLO, QUERIDA AMAIA. UN BESO.
ResponderEliminarEs duro el entorno en el cual desarrollas esas adquisiciones mentales e intelectuales, pero lo cierto es que si al final nace una novela, siempre hallarás la satisfacción del tiempo bien aprovechado. Un abrazo, Antonia.
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