Desde Argentina nos llega el relato de MARTHA ALICIA LOMBARDELLI. Una escritora y filósofa con abundante biografía de dedicación a ambas disciplinas. Ha sido invitada a participar en un sinfín de acontecimientos en pro del arte y la cultura, incluso fuera de su país. Ya acabado su cometido docente en la Universidad, ahora dedica su tiempo a su otra pasión: la literatura. Gracias, Martha, por visitar "La cebada al rabo"
Prólijo relato de un día de ira en la vida de Alicia
Ceci n'es pas une
pipe
René Magritte
Ahora
había que borrar todo rastro de lo que realizó en un momento de ira. No era
para menos, el lado exterior de la casa mostraba un montón de vidrios rotos,
justo debajo de la ventana. La misma que había estado limpiando el día
anterior: desde temprano se consagró a esa tarea. Medía un metro por uno
ochenta de ancho, con vidrios corredizos, tenía marcos de aluminio y cortina de
enrollar de plástico. Una joya de la construcción moderna: jamás se deformaba,
no necesitaba que le renovaran la pintura para que la madera no se resecara, no
se hinchaba ofreciendo resistencia al querer cerrarla cuando había humedad.
–Es
inalterable –le dijo con seducción el vendedor cuando fue a comprarla.
Sí, era
casi inalterable; sólo había que frotar sus marcos para que el brillo del
aluminio no se opacara cuando –por descuido- quedaban expuestos sin la
protección de la cortina de enrollar. Esta última era como un párpado celoso de
la pulcritud del interior de la ventana. Resguardaba amorosamente detrás de su
blancura el brillo de los marcos y la transparencia de los vidrios. Así,
impecable, deseaba que sus parientas encontraran la casa. Conocía la costumbre
que tenían:
– ¿Te
fijaste el color de pelo que tiene Alicia?
–No le
sienta ese color.
– ¡Ni ese
ni ningún otro! Porque tiene un pelo horrible, se nota reseco; igualito a paja
de escoba
–¿Y qué te
parece la limpieza del piso?
–Además,
esa cocina estaba necesitando una buena mano de pintura.
– ¡Bueno,
bueno… eso ya es mucho pedir! Acordate que no tienen dinero. Con lo que gana la
madre tienen que costear todo porque el padre es un mantenido. Siempre tiene
pretextos para no trabajar.
–Sí, es cierto. ¡No sé cómo pude olvidarlo si es vox
populi!
Alicia las
conocía bien, porque las había escuchado cuando iba a tomar mates a su casa.
Con qué ferocidad criticaban a los parientes. Tenía la certeza de que tarde o
temprano, ella también sería objeto de sus comentarios descalificadores. No
sólo ella, su madre, su abuela, su hermana, nadie se salvaba de sus lenguas
corrosivas. No era gente mala, pero chismear era su entretenimiento preferido y
no medían el daño que causaban a las personas. Por eso Alicia, que vivía
obsesionada con dar una buena imagen, y sabiendo que ese fin de semana vendrían
las dos tías a visitarla, quería evitar cualquier detalle que les sirviera de
motivo para que la hicieran trizas con sus charlatanerías. Logró dejar espléndidos
los marcos de la ventana, a fuerza de lustrar y lustrar con esponja de acero
muy fina, para no rayarlos. Luego los frotó con un paño mojado en vinagre y con
otro los secó para que resalte el brillo. Mientras trabajaba, pensaba en voz
alta: hoy sí que no van a tener nada para decir. Todo está resplandeciente.
Alicia
había mirado el cielo durante cada hora del día y dio gracias por no encontrar
ni la más pequeña nube en él. Se informó de las noticias meteorológicas en su
total extendido: mañana, tarde y noche. Luego dejó que su ventana brillara
sonriéndole al sol y a ese día especial; se encerró para asearse y peinarse con
esmero. Cuando dio la última mirada al espejo, se sintió satisfecha con la
imagen que éste le devolvió. Puso a calentar el agua para hacer el té; sacó de
la alacena los scones aromatizados con la ralladura de cáscara de limón, que
había hecho con la receta de su abuela. Los acomodó en una canastita, sobre una
pequeña carpeta que ella misma había bordado. Con cuidado distribuyó las tazas
de té con sus respectivos platillos que acompañó con una pequeña cuchara. Su
rostro expresaba satisfacción: todo limpio y en su lugar. ¡Qué más se podía
pedir!
Mientras estaba atareada con los detalles de
preparar la mesa para tomar el té, se dio cuenta que había menos luz en el
comedor. Se asomó a la puerta y vio como un tornado venía acercándose por el
camino. El cielo se encapotó y gruesas gotas de lluvia mojaron su cara, y su el
pelo; otras se estrellaron contra la ventana. Todo pasó en un santiamén:
viento, tierra y lluvia que fue arreciando con rabia contra la casa en general
y la ventana en especial. Duró poco y tal como había empezado, así desapareció
el fenómeno; apareció el sol, secó el barro pegado a los vidrios. La calma que
siguió a esa tormenta fugaz parecía burlarse de todas la expectativas de
Alicia. Perdió la serenidad. Con paso firme -obnubilada por completo- fue al
galpón, sacó de la caja de herramientas un gran martillo, tomó distancia y lo
arrojó con todas sus fuerzas contra la ventana.
Se graduó en la
Universidad Nacional de La Plata, Argentina, como Licenciada en Filosofía. En 1976 se interrumpe su
carrera docente y el 2º año de Doctorado
en Filosofía orientación Metafísica.
Recién al regreso de la
democracia, en 1984, retorna nuevamente al ámbito universitario.
Ha participado en varios
proyectos de investigación financiados por la Universidad Nacional de La Plata.
Ha dirigido el Proyecto de
investigación: “Mujer. Distintas lecturas
de la construcción de la imagen femenina
a través de la perspectiva de género en diversos soportes discursivos en la Argentina del siglo XX. “ en
el marco del Programa de Incentivo Docente para la Investigación: 2006 a 2009.
Ha participado asiduamente en Congresos, Jornadas y Encuentros, como expositora sobre temas de
Cultura, Arte y Estética. Ha sido invitada a disertar en Venezuela en 2005 en
la Feria Arte nuestro de cada día. Los
temas que aborda versan sobre estudios de género, identidad cultural, transformaciones
en la percepción estética, etcétera. Actualmente se dedica a escribir textos literarios y poemas. Ha publicado en compendios literarios y de
poesía.
Miembro de Honor en ASELCA.
CORRESPONSAL de
Revista Literaria
Los sábados, las prostitutas
madrugan mucho para estar dispuestas.
Colabora en:
Revista Monolito – México. Nº 1 - Nº 3 - Año 2012
Revista Palabras
Indiscretas. España Nº 8 Año 2013
Revista Los sábados,
las prostitutas madrugan mucho para estar dispuestas. Oviedo-España Nº 1-
2012; Nº 3 nov. 2012
Ha publicado en libros compendios:
Memoria
2012 Editorial Círculo Rojo. Sevilla, España. 2013
La Plata te cuenta: Editorial Vientosur . La Plata. 2012
Sobre
Mujeres y feminismos: Producción de Fundación Tehuelche Buenos Aires. 2012
La historia de vida. El encuentro con nuestra
subjetividad: Castellanos
editores. México- 2009 CERPO
Es autora del libro Cuentos, sueños y poesías. Ed. Al
Margen., La Plata. Argentina 2003. Presentado en la Feria Internacional del Libro
de Buenos Aires. Actualmente prepara su segundo libro de relatos y poesías.
Antonia te agradezco sinceramente que hayas publicado una de mis narraciones en este espacio literario. Fue una linda sorpresa encontrar Prolijo relato de un día de ira... en "La cebada al rabo"
ResponderEliminarNada hay mas grato para mí que ayudar a los escritores a divulgar su trabajo. Ahora también te conocen mis amigos y tú contribuyes a deleitar su paladar literario. Misión cumplida.
ResponderEliminarMil abrazos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo deja de gustarme la historia. Felicidades para Martha Alicia.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartírnoslo, amiga. Abrazos
Gracias a tí, José por seguir a nuestra amiga Martha y a "la cebada al rabo"
ResponderEliminarLa ira está justificada, pero la pobre ventana pagó la furia contenida de Alicia. Un relato muy bien construido. Felicidades para Martha y abrazos para las dos.
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